Testimonio de C.A.G.
Esta es mi historia de superación de adicciones.
No busco que me vean como un ejemplo, sino como una prueba viva de que sí se puede salir adelante, incluso desde los lugares más oscuros.
Durante mucho tiempo, busqué desaparecer de mis problemas. Quería escapar de todo lo que me dolía. Pensaba que si no sentía nada, estaría mejor. Fue ahí donde apareció la cocaína, disfrazada de alivio, de refugio momentáneo. Al principio me hacía sentir bien, como si todo se calmara por un rato, pero poco a poco me fue quitando más de lo que me daba.
Empecé consumiendo escondido, en silencio, mintiendo. Cada vez más, cada vez peor. Las primeras señales estaban ahí: el aislamiento, la ansiedad, las excusas, las promesas vacías. Afectó mi relación, porque detrás de cada mentira había una herida nueva. Mis padres, decepcionados, intentaban entender qué pasaba con ese hijo que ya no reconocían. Y yo, por dentro, solo quería sanar, pero no sabía cómo enfrentar mi adicción.
El momento de buscar ayuda
Hubo un día en que entendí que no podía seguir así. No fue una revelación mágica, fue cansancio. Me cansé de mentirme, de esconderme, de fallar. Fue entonces cuando encontré el centro la “Liga Contra el Alcoholismo Valparaiso” y al psicólogo.
Él me mostró el camino hacia una vida diferente. No con promesas vacías, sino con trabajo, disciplina y, sobre todo, con humanidad. Es una persona a la que le debo mucho, porque supo verme cuando ni yo mismo podía hacerlo.
También tengo la bendición de tener a mi pareja, quien nunca se alejó. Estuvo ahí en todo: en las caídas, en las lágrimas, en los silencios. Y también mis padres, que pese a su dolor, confiaron en el proceso. Nunca me soltaron la mano, y eso me sostuvo cuando sentía que me caía otra vez en mi lucha de adicciones.
Los primeros pasos: lo más difícil
Muchos piensan que cuando decides rehabilitarte, todo empieza a mejorar. Pero no es así. Los primeros pasos fueron los más duros de mi vida.
Dejar una adicción con la que conviví por tres años fue como aprender a caminar de nuevo, pero sin equilibrio. En la superación de adicciones, el cuerpo pedía lo que la mente intentaba negar. Los días eran largos, las noches eternas. Había ansiedad, tristeza, culpa… y miedo.
Pero lo más importante en ese momento fue el cuidado.
Cuidarme de los lugares, de las personas, de los pensamientos que me empujaban hacia atrás. Aprendí que uno tiene que protegerse incluso de sí mismo.
No puedes enfrentarte solo a algo tan fuerte. Necesitas apoyo, terapia, contención.
Y sobre todo, necesitas tener paciencia, porque los resultados no se ven de un día para otro.
Hubo días en los que quise rendirme, y otros en los que entendí que cada pequeño avance era una victoria. Aprendí a valorar eso: un día sin consumir, una conversación honesta, una lágrima compartida. Cada paso contaba en este camino de superar las adicciones.
El proceso de cambio
Con el tiempo, la rehabilitación dejó de ser solo dejar de consumir; se transformó en aprender a vivir.
Empecé a conocerme, a entender mis emociones, a darle sentido a mi vida. Descubrí que tenía metas, sueños, personas que me amaban. Aprendí a mirar hacia adelante, a disfrutar de lo simple: una tarde en familia, una risa sincera, una noche tranquila.
No fue fácil, ni rápido. Pero paso a paso, la valentía le ganó al miedo, y así logré la superación de mis adicciones.
Hoy, después de todo, puedo decir que sigo en camino. Tengo metas que están en ejecución, y aunque a veces el pasado asoma, ya no me domina.
Sé que el primer paso fue el más difícil, pero también el más importante.
Reflexión final
Si algo aprendí de todo esto, es que la voluntad mueve montañas, pero hay que tenerla incluso cuando parece que no sirve de nada.
No hay recuperación sin dolor, sin caídas, sin lucha.
Pero si dentro de la dificultad pones aunque sea un poco de voluntad, el cambio empieza a construirse.
Y cuando menos lo esperas, te das cuenta de que ya no estás hundido, sino caminando hacia tu propia libertad.
Hoy, con humildad, puedo decir: sí se puede.
Con ayuda, amor y decisión, se puede volver a empezar la superación de adicciones.
Esta es mi historia de rehabilitación, lucha y esperanza.
¿Quieres recibir apoyo o ayudar a otros en su proceso?
Si esta historia te inspira, no estás solo. Contacta a la “Liga Contra el Alcoholismo Valparaíso” para conocer programas de apoyo, terapia y rehabilitación. Comparte este testimonio para fomentar la esperanza y la recuperación.
