Alcoholismo
Alcoholismo.
El alcoholismo es una enfermedad crónica y habitualmente progresiva producida por la ingestión excesiva de alcohol etílico, en forma de bebidas alcohólicas o como constituyente de otras sustancias.
El alcoholismo parece ser producido por la combinación de diversos factores fisiológicos, sicológicos y genéticos. Se caracteriza por una dependencia emocional y a veces orgánica del alcohol, y produce un daño cerebral progresivo y finalmente la muerte.
El alcoholismo afecta más a los varones adultos, pero ah aumentando su incidencia entre las mujeres y los jóvenes. El consumo y los problemas derivados del alcohol están aumentando en todo Occidente desde 1980, incluyendo los Estados Unidos, la Unión Europea y la Europa oriental, así como en los países en desarrollo, como Chile.
El alcoholismo ha pasado a ser definido recientemente, como una enfermedad compleja, con todas sus consecuencias.
Se desarrolla en el transcurso de años. Los primeros síntomas, muy sutiles, incluyen la preocupación por la disponibilidad de alcohol, lo que influye poderosamente en la elección por parte del enfermo de sus amistades o actividades.
El alcohol se está considerando cada vez más como una droga que modifica el estado de ánimo. Al principio el alcohólico puede aparentar una alta tolerancia al alcohol, consumiendo más y mostrando menos efectos nocivos que la población normal. Más adelante, sin embargo, el alcohol empieza a cobrar cada vez mayor importancia, en las relaciones personales, el trabajo, la reputación, e incluso la salud física. El paciente pierde el control sobre el alcohol y es incapaz de evitarlo o moderar su consumo. Puede llegar a producirse dependencia orgánica (física), lo cual obliga a beber continuamente, para evitar el síndrome de abstinencia.
Efectos
El alcohol produce sobre el organismo un efecto tóxico directo y un efecto sedante; además, la ingestión excesiva de alcohol durante periodos prolongados conduce a carencias en la nutrición y en otras necesidades orgánicas, lo cual complica la situación. Los casos avanzados requieren hospitalización.
Los efectos sobre los principales sistemas del organismo son acumulativos e incluyen un amplio rango de alteraciones en el aparato digestivo, entre las que destacan las úlceras de estómago y de duodeno, la pancreatitis crónica y la cirrosis hepática, así como lesiones irreversibles en los sistemas nerviosos central y periférico.
Pueden llegar a producirse desmayos, alucinaciones e intensos temblores, síntomas del síndrome de abstinencia alcohólica más grave, y el delirium tremens, que puede ser mortal a pesar del tratamiento adecuado.
Se ha demostrado en fechas recientes que la ingestión de alcohol durante la gestación, incluso en cantidades moderadas, puede producir daños graves en el feto, especialmente retraso en el desarrollo físico y mental; la forma más grave de este retraso, poco frecuente, se llama síndrome de alcoholismo fetal.
Efectos.
Disminuye el rendimiento intelectual: Entorpece el juicio, debilita la atención, aumenta los errores perceptivos, retarda las reacciones. Aumenta la fatiga.
Provoca lesiones cutáneas: Capilares dilatados y nariz rugosa de color rojo oscuro.
Provoca complicaciones cardíacas: Como la insuficiencia y alteración del ritmo cardiaco.
Dificulta la absorción de los alimentos: Causa desnutrición, deficiencia de vitaminas y anemia. Como alimento, tiene escasa calidad y sólo contribuye a engordar. Inflama el esófago provocando gastritis crónica y úlceras gástricas.
Su acción tóxica es responsable de la acumulación de grasas en el hígado y de la cirrosis hepática.
Tratamiento
El tratamiento primario comienza con el reconocimiento del alcoholismo, como un problema que necesita atención específica.
Actualmente se implementan residencias especializadas para su tratamiento y unidades específicas en los hospitales generales y siquiátricos.
A medida que la sociedad toma conciencia de la verdadera naturaleza del alcoholismo, disminuye su consideración como estigma social, los enfermos y sus familias lo ocultan menos y el diagnóstico no se retrasa. Los tratamientos más precoces y mejores producen altas y esperanzadoras tasas de recuperación.
Además de resolver las complicaciones orgánicas y los cuadros de abstinencia, el tratamiento implica consejos y entrevistas individualizados y técnicas de terapia de grupo encaminadas a conseguir una abstinencia no forzada de alcohol y otras drogas. La abstinencia es el objetivo deseado.
La adicción a otras drogas, sobre todo “tranquilizantes y sedantes”, es muy peligrosa para los alcohólicos.
El Antabús, fármaco que produce intolerancia grave al alcohol, se utiliza a veces como adyuvante. Alcohólicos Anónimos, grupo de apoyo para enfermos sometidos a otros tratamientos, puede servir a veces para la recuperación sin necesidad de recurrir al tratamiento siquiátrico formal.
A pesar de los resultados esperanzadores del tratamiento actual, en Chile el problema se presenta ubicándonos en el primer lugar del mundo, proporcionalmente, en el número de pacientes por daño hepático por ingesta de alcohol.
En el resto del mundo el problema no es menor. Se estima en más de 100.000 el número de muertos anuales sólo en los Estados Unidos a causa del alcohol. En México, y según las últimas encuestas, el porcentaje de hombres dependientes del alcohol es de 12,5 por ciento, mientras que el de las mujeres es de 0,6 por ciento. El grupo de edad que manifestó una incidencia más alta fue de 18 a 29 años, cifras que también se dan en Chile.